Pequeños defectos del ser humano, nos hacen tan especiales, si careciéramos de ellos no seriamos tan atractivos, tan interesantes, tan complejos. Lo previsible, aburre.
El instinto del ser humano, casi animal, en ocasiones detestable y en otras tan atrayentes, las pasiones, la superación, la rabia, la supervivencia...
Extrañamente lo perfecto no tiene la fuerza de lo imperfecto. Nos gusta lo difícil, lo complicado.
Preferimos pelearnos a gritos con la furia de un león para después reconciliarnos antes que nunca pelearnos porque nos resulta aburrido, queremos sentir, sentir que lo que queríamos lo perdíamos, sentir que amamos rabiosamente, nos gusta la emoción de un abrazo entre lágrimas, nos gusta llorar de alegría, queremos que nos besen...y también a veces que nos muerdan, tanta complejidad resulta fascinante, tanta contrariedad, somos personitas, saquitos de pequeños defectos, defectos que nos hacen especiales....
Lo que somos es inseparable de nuestras virtudes y nuestros defectos. Somos la suma de ambos. Y en ocasiones puede resultar que un defecto es mucho más atractivo que algunas virtudes.
ResponderEliminarY es que la vida no se comforma con se sencilla.
;-)